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Blog de diseño e ilustración en el que espero poder expresaros mis inquietudes en cuanto a diseño, ilustración, música, letras varias y todo aquello que hace que la vida sea un poquito más llevadera. Imaginar es gratis y crear la cualidad que nos hace únicos y peligrosos!

lunes, 15 de octubre de 2012

Desde mi lado del espejo



A este lado del espejo no se ve todo tan limpio, tan bonito y tan sencillo. Lo que percibes desde tu perspectiva es el resultado de años de superación y autodisciplina. Desde mi lado he trabajado la seguridad, la autoestima y el desparpajo de-construyendo mi antigua imagen para convertirla en otro yo nuevo, distinto y atractivo. Me he dedicado a reconstruirme desde los cimientos, con aciertos y descalabros, con tropezones y a buen ritmo, con ilusión y desazón, hasta el último trampantojo gestual de mi lenguaje particular. Y el resultado es lo que ves, algo que te gusta y te atrae. He reconquistado mis antiguos territorios para crear un nuevo solar e irlo poblando de detalles atractivos y señuelos de plata hasta conseguir atraerte hacia mi núcleo. Y cuando te miro sé que te gusta lo que ves, he conseguido construir una óptica cóncava sólo para tus ojos y funciona. Te he puesto las gafas que siempre has necesitado para verme y tú solo no te hubieras puesto por accesorias y superfluas.  He limado mis bordes y rellenado mis entrañas con la cantidad justa de la substancia necesaria. He pulido mi superficie para conseguir una piel accesible al tacto, al sabor, al olor, a la vista y que incluso puede dejar traspasar mi pulso interno por la tersura de su grosor para que tú me presientas. He modelado mi figura para hacerla irresistible e impecable. Y todo lo he hecho por ti que nunca hubieras puesto tus intenciones en alguien como mi yo de antes. Todo es posible si te lo propones y todo llega si lo persigues con la suficiente intención. Ahora me ves, aunque sea a través del marco que me has puesto para exponerme ante los demás como una pieza valiosísima de tu particular colección de juguetes. Y aunque creas que has sido tú quien me ha cazado da por supuesto que las lechuzas no son lo que parecen.

Tributo a Twin Peaks, grandes momentos de mi vida.
Texto inspirado en "Tarántula", de Thierry Jonquet, Ediciones B. En que a su vez se inspira el film "La piel que habito" de Pedro Almodóvar, que no está completa sin el texto original.

viernes, 12 de octubre de 2012

La violencia de género geográfica


Si ya es difícil mantener una relación con alguien cuando todo funciona, cuando la economía y otras estrellas del firmamento de la crisis se alinean, la relación puede llegar a convertirse en un infierno. Ésta es la historia de Cati, una chica menuda y tímida, trabajadora y discreta que llevaba años de matrimonio con Esteban, un hombretón fanfarrón y zalamero con el que se casó como se hacía antiguamente: por un matrimonio de conveniencia pactado ya mucho antes de la concepción de nuestra protagonista, mal comienzo por ser suaves. Durante años Esteban se mostraba orgulloso ante los demás de su bella e inteligente mujer, una chica laboriosa, ahorradora y con grandes dotes para conciliar la vida laboral y familiar sacando tiempo de sus horas de sueño para que nada faltara en la vida de su marido. Esteban no era un hombre cariñoso, era más bien uno de esos maridos  emocionalmente perezosos, conformados con una relación apacible que disfrutaba de sus momentos cotidianos: el fútbol, los amigos en el bar y su cena impecablemente servida siempre que llegaba a casa. Mantenían una relación cordial a pesar de los recelos de Cati que no veía con buenos ojos un pequeñísimo defecto que la preocupaba sobremanera en su marido: era un derrochón. Su cuenta corriente fluía a través de incesantes subidas y bajadas de saldo creando meandros que daban vértigo los últimos días de mes cuando el caudal bajaba en picado. Pero Cati era previsora y siempre cubría la cuenta con el saldo necesario para que todo quedara pagado y en paz. Esteban estaba acostumbrado a que su mujer se encargara de la supervivencia doméstica y no le molestaba en absoluto que ganara proporcionalmente más que él, que era el hombre de la casa, porque al fin y al cabo eran una pareja moderna y solvente. Cati por su parte siempre había demandado un poquito más de independencia para hacer algún curso de idiomas o para poder ir al gimnasio pero en ese aspecto Esteban era tajante: no le hacía falta, ya estaba bien así, para qué necesitaba aprender más o estar más en forma, eso no aportaba nada a su relación, a él ya le gustaba Cati como estaba. Era mejor destinar el dinero a otros fines más prácticos como comprar una casa nueva en las afueras porque, qué coño, una hipoteca era pan comido para él, sin preocuparse nunca de cómo se acababa pagando todo, sin sufrir por las algebraicas operaciones que su mujer elaboraba para que todos sus gastos estuvieran siempre cubiertos. Ella había intentado en numerosas ocasiones hacerle partícipe de su plan económico, quería que Esteban se implicara en la estructura de su relación, pero era inútil, él confiaba de forma egoísta en Cati sin querer asumir un ápice de responsabilidad, quería vivir tranquilo e ignorante. Su historia siguió el curso de un matrimonio común con sus riñas de vez en cuando, sus tiras y aflojas sobre las propuestas de Cati para crear un fondo de ahorros, para poder tener más tiempo para ella pero al fin y al cabo ella tampoco se atrevió nunca a plantarse y reclamar más libertad dado el carácter conservador aunque vivaracho y sociable de su cónyuge. Durante una de esas temporadas en que Cati pasaba más de dos días sin hablarle, él la sorprendía con concesiones que la animaban a seguir con él, en regalitos estúpidos que hubieran hecho feliz a cualquier joven casquivana sin la experiencia y la madurez de Cati. Pero sucedió, como en todos los cuentos con final infeliz, que Esteban era tan superficial con su vida conyugal como con su trabajo y llegó un día en que alguien decidió prescindir de sus servicios y se quedó en el paro, con una mano delante y otra detrás porque nunca le había dado por ahorrar y era un despilfarrador nato que llevaba años viviendo de las matemáticas de su mujer. Entonces con una dejadez fuera de medida y una frialdad que asustaba por su ingenuidad manifiesta declaró ante amigos y conocidos:

- “Qué coño, entre el paro y el sueldo y los ahorros de mi mujer seguro que vamos tirando, total, toda la vida trabajando bien me merezco unas vacaciones.”

 Y Cati siguió aguantando una temporada más, a ver si pasaba su crisis pero tal y como ella previó y muy a su pesar, la situación entre ellos siguió recrudeciéndose al ver Cati que tenía que trabajar el doble para mantener a su marido que no movía un pulgar ni para cambiar el canal de la tele. Así que un día, pasados ya dos años desde que su marido se quedase sin trabajo y ante la expectativa de mantener a un parásito sin ambiciones ni propósitos, se armó de valor y le dijo que lo dejaba, que no quería seguir siendo su mujer, que necesitaba su independencia y que quizá más adelante podrían ser buenos amigos porque hacía muchos años que vivían juntos pero que eran ya demasiado diferentes para seguir como pareja, que tenían intereses muy distintos y que ya incluso no hablaban la misma lengua. Él se quedó perplejo, sabía de la necesidad de espacio de Cati pero nunca supuso que se plantaría con tanta templanza. Al principio fue precavido e intentó convencerla de que se lo pensara mejor, pero Esteban le había enseñado tantas veces la patita por debajo de la puerta que Cati ya no veía más que al lobo que se estaba zampando su rebaño a dos carrillos. Entonces, ante la negativa de Cati de intentar una reconciliación se manifestó en Esteban el verdadero gañán que llevaba dentro insultando y amenazando incluso con enviar a la Guardia Civil o al Ejército a quien había estado a su lado durante tantos años, soportando su ineptitud, su incapacidad para solucionar problemas, arreglando aquello que Esteban era incapaz de asumir como un conflicto. Llegaron a la violencia de género geográfica ya que Esteban consideraba como propios por derecho de pernada el tiempo, el dinero y el espacio físico y emocional de su mujer. Esteban creía de forma casi religiosa que Cati le debía rendir pleitesía en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad y que si su imperio caía, debían caer los dos. Pero Cati no pudo contener su rabia por más tiempo, si ella podía salvarse por qué condenarse dilapidando esfuerzos y recursos con alguien que nunca había creído realmente en ella, que no la veía en toda su extensión, que no comprendía las capacidades y aptitudes que poseía aunque las utilizaba con voracidad y soberanía injustificadas. Así que Cati, echando mano de su secular paciencia y sabiduría, propuso un referéndum pacífico para demostrarle a Esteban que ya estaba harta de tanta subordinación y descalabro. Pero no consiguió arrancarle a Esteban más que una mueca de desprecio bajo su bigote fascista, no hizo más que provocar una risotada mal compuesta que escondía el terror a la soledad más inclemente, al abandono más terrorífico de tener que apañárselas él sólo y para siempre desde ese momento. Esteban reclamaba con argumentos torpes los derechos conyugales:
-“Hasta que la muerte nos separe y porque me lo debes, porque eres mi mujer ante los ojos de Dios y de los demás y porque no vamos a provocar un escándalo que acabe con mi reputación. Cati, ahora más que nunca tenemos que estar unidos, que todo el mundo sepa que somos un equipo, que vamos a librar esta batalla juntos. Tienes que demostrarme ahora tu nobleza y tu devoción”

-“No, Esteban, estoy harta de sacarte las castañas del fuego, de pagar tus impuestos y tus equivocaciones, de asumir responsabilidades que no son mías y no obtener ninguna recompensa a cambio. Ni siquiera sabes poner la lavadora, ni ir a comprar. Te escandalizas con el precio del pescado pero quieres comer lo mejor, exiges un menú de rico y piensas como un pobre, te comportas como un burgués e ingresas como un mendigo, demandas justicia como un magistrado a cambio de un vandalismo gratuito que a mí, te lo digo ya claramente, ni me interesa ni me importa: haz con tu cuerpo y con tu vida lo que quieras pero déjame en paz, tu y yo ya no hablamos la misma lengua.”

Ante lo tajante de sus palabras Esteban quedó mudo y desarmado por dentro y hecho una furia y una máquina de propinar injurias sin ton ni son por fuera,  dejando a su aún mujer como una loca desagradecida delante de vecinos y conocidos, amenazando en público con colocarle una letra escarlata para que todos supieran lo que era: una mujer ingrata.

Pero a Cati, la verdad, le dio lo mismo y siguió a lo suyo: recuperarse como persona a su edad, arrepintiéndose de no haberse plantado antes de que la despojaran de su autenticidad. Ahora recobraba su capacidad de superar cualquier obstáculo librándose del lastre de lo innecesario y sabiendo que un futuro complejo y de continuas batallas legales se le venía encima pero con la seguridad de poder aplicar un criterio justo y legítimo ante los conflictos previstos.
Las relaciones políticas tienen una cosa: que el dinero corrompe y las más de las veces puede más la avaricia que la tolerancia y ahora tendremos que seguir viendo las noticias y luchando por nuestra identidad con más maña que fuerza a ver si nos dejan de una vez auto determinarnos puesto que, sinceramente, no hay derecho a que una quiera separase y porque su marido diga que no, que se lo debe, ella tenga que aguantarlo hasta caer fulminada. Y realmente es necesario llevarlo a los tribunales? Pero qué pasa con las personas que ya no somos capaces de resolver las cosas a través del diálogo? De qué nos ha servido estudiar tanta historia y tanto latín y tantos idiomas si tenemos la boca para insultar, amenazar y comer? Dicen que la esperanza es lo último que se pierde  y quizá los catalanes tengamos la esperanza puesta en un futuro libre pero desde luego, después de cómo nos están hablando no esperamos una reconciliación pacífica y sin rencores. Pero bueno, mejor solos que mal acompañados, no? Y es que la ignorancia es tan atrevida…